EL TENDEDERO DEL MUAC Y EL TALLER DE HABITAJES
LAS PRIMERAS SESIONES DEL TALLER Y LAS PREGUNTAS
SOBRE EL TENDEDERO, EL TEXTO DE SARA GUERRERO
VOCABULARIOS CONTRA EL ACOSO. LA IMPORTANCIA DE NOMBRAR
LOS RETOÑOS: EL TENDEDERO DE AMNISTÍA INTERNACIONAL Y EL DE ZINAYDA QUIÑONES
EL TENDEDERO: LA VERSIÓN DE BETSABÉ PIÑA
EL TENDEDERO SE VA A ZACATECAS
EL DESTENDEDERO EN LA MANIFESTACIÓN
EL TENDEDERO Y SUS SALTOS A LA CULTURA POPULAR
EL TENDEDERO SEGÚN CINTHIA BOLIO
EL TENDEDERO DE LA FACULTAD DE FILOSOFÍA
Pinto mi Raya se inauguró con la exposición Algo como el agua en la que Víctor Lerma y yo presentamos dibujos o muy grandes o muy chicos cuyo tema era el agua. Mi trabajo de ese momento es parte de la serie Los naufragios del cuerpo.
No sé qué decir sobre estas piezas. ¿Qué son sobre la zozobra? ¿Qué tienen que ver con soltar el control y dejarse ir? ¿Qué se refieren a la destrucción y la resiliencia? ¿A la vida y a muerte? ¿A la vulnerabilidad? ¿Al erotismo?
Al igual que el trabajo que hice en torno a la maternidad en el proyecto Novela rosa o me agarró el arquetipo que tuvo su contraparte performática en el proyecto ¡MADRES! que trabajamos en Polvo de Gallina Negra, esta serie se da de manera paralela a la formación de Pinto mi Raya y al performance Boda Falsa. En este, como en muchos otros proyectos, me acerco al tema desde una multiplicidad de enfoques. A veces uso diversos soportes artísticos y en ocasiones integro elementos de texto y activismo. Creo que si tuviera que definir lo que hago como artista sería borrar límites y fronteras entre arte y vida, entre disciplinas y enfoques artísticos.
Esta es una imagen de la exposición en Pinto mi Raya y abajo les comparto el texto que escribió en aquel entonces Carlos Blas Galindo.
Los dibujos de gran formato de esta serie se han presentado en varias exposiciones como Dibujo de Mujeres Contemporáneas en el Museo de Arte Moderno en 1990 al cual me refiero en un texto sobre las exposiciones de mujeres artistas y en el Salón de Triunfadores, curado por Raquel Tibol.
Mónica Mayer, 2016
En febrero de 1990 expuse en la Galería de Arte Lourdes Chumacero. En esta serie de dibujos seguí abordando el tema de la maternidad. En este caso mi investigación fue distinta porque, además de lecturas, me metí a un taller que daba la psicoanalista Carolina Becerril para reflexionar sobre la maternidad, tema que me seguía interesando mucho porque mi hija nació en 1985. El planteamiento de la serie es que la experiencia de tener una hija me había conectado a mi relación con mi madre, que fue difícil porque padecía trastorno bipolar. A la distancia, estos dibujos me siguen revelando aspectos de mi experiencia como hija.
Estos dibujos están hechos con transferencias de fotocopias y tinta, en blanco y negro. En algunos de ellos la marialuisa tiene encaje.
Aquí pueden leer un texto que escribió Carlos Blas Galindo sobre la exposición.
Y abajo la entrevista que me hace Jorge Luis Sáenz (Berdeja) para El Universal y la crónica de sociales de El Heraldo.
Mónica Mayer, 2016
En 1987 presenté la exposición Novela rosa o me agarró el arquetipo en el Museo Carrillo Gil en la ciudad de México. Fue mi primera muestra individual importante y de hecho, la única hasta esta retrospectiva en el MUAC ya que casi siempre he expuesto con Víctor Lerma.
Novela rosa fue muy importante para mí en términos feministas y artísticos porque me permitió profundizar en el tema de la maternidad de manera crítica y jugar con distintas cuestiones formales y técnicas que me interesaban desde el dibujo, como integrar palabras como elementos gráficos, el utilizar un elemento performático en las obras al utilizar mi imagen en distintas poses y el trabajar la fotocopia a manera de collage o transfiriéndola al papel con acetona.
En esa época me leí varios libros como Alone of all Her Sex. The Myth and the Cult of the Virgin Mary de Marina Warner y The Great Mother: An Analysis of the Archetype de Erich Neumann, a partir del cual surge el título de la muestra. En los dibujos hay distintos símbolos del arquetipo de la madre como la serpiente, el árbol y la casa, objetos cotidianos como el teléfono, esqueletos de caballos (de los de las monografías que vendían en las papelerías) y mi imagen en distintas posiciones y vestuarios.
Aquella exposición ejemplifica mi interés por mezclar el texto y la imagen. Lo hice en cada dibujo ya que las palabras son un elemento más y también en la estructura misma de la exposición que era un conjunto de series que se unían para conformar un todo: eran una novela y sus capítulos. En mi propuesta original a cada serie la acompañaba un texto, pero en el museo la curadora me dijo que no podía ponerlo porque desvirtuaba la obra y yo, por inexperta, lo acepté.
A lo largo de la exposición Maris Bustamante y yo, como Polvo de Gallina Negra, realizamos el proyecto ¡MADRES!, que consistió en una serie de acciones ante público y en los medios de comunicación, el proyecto de arte correo Egalité, Liberté, Maternité y varios proyectos conceptuales como el Concurso Carta a mi Madre.
En el catálogo de la exposición me hicieron favor de escribir este texto Raquel Tibol y el de la imagen Magali Tercero.
Toda esta serie la hice poco después del terremoto del 85 y esa experiencia aparece en dibujos como Derrumbe, que también es una cita al cuadro El suicidio de Dorothy Hale de Frida Kahlo, cuyo humor ácido siempre me ha cautivado.
Algo curioso que me sucedió es que cuando vinieron del museo por la obra, noté que en el canto de Príncipe había una leyenda que decía: “¡Yo no hice este cuadro!”, lo cual es falso porque evidentemente es mío. Dudo haberlo puesto porque no me gustaba la pieza ya que la expuse o si algo de lo que dice me dio miedo o pena. Conociéndome, seguramente mientras lo hacía, leí que Tamayo a veces negaba la autoría de cuadros que al paso de los años no le convencían, pero no recuerdo. Durante las visitas guiadas a mi exposición siempre le hacía notar al público este detalle, invitándolos a regalarme una historia detrás de esas palabras. No lo hicieron, pero amablemente varios me dieron interesantes interpretaciones de la pieza, empezando por el hecho de que el teléfono está colgado, lo que impide la comunicación.
Todos los dibujos de esta exposición están realizados en varias capas. Primero está un dibujo sobre papel filtro. Este a su vez lo cosí a un soporte negro sobre el cual también dibujé. Para terminar, los marcos, que por cierto los hizo todos Víctor en la casa, también están intervenidos, con dibujos, fotocopias y hasta clavos.
Mónica Mayer, 2016
Los Antecedentes
Hacer una exposición en la que se juntan el arte vivo con el objetual presenta ciertos problemas a la hora de hacer el catálogo. La gráfica y los dibujos están listos para fotografiarse antes de inaugurar, pero el arte efímero hasta que sucede, por lo que generalmente los catálogos no acompañan al evento sino que aparecen después.
En el caso de mi exposición en el MUAC, varias obras incluidas en el catálogo no existían cuando éste se publicó, empezando por este blog que a varios meses de la exposición, todavía estoy completando o el Apapacho Estético que hicimos en colaboración con las Brigadas de Belleza Itinerante y Departamento de Programas Públicos del MUAC. Sin embargo, en ambos casos teníamos claro en qué consistirían.
También hubo piezas, como Si tiene dudas: El Tour y distintas activaciones del performance Si tiene dudas… con el público que surgieron durante la exposición, por lo que quedaron fuera del catálogo. Ni modo. Es el riesgo que se toma cuando una exposición no se piensa como un fin, sino como un medio y cuando a una se le antoja performancear a fondo una exposición para combatir la extraña sensación que me causó meter al cubo blanco tantas piezas de performance, práctica social y proceso. Espero que el blog supla ese hueco.
Pero la última pieza del catálogo, de título Una jornada completa, tenía nombre, duración y fecha (el último día de la muestra), pero hasta una semana antes de que sucediera sólo sabía que ese día estaría haciendo algo a lo largo del día.
Durante los 6 meses que duró la exposición se me ocurrieron varias ideas. Pensé en hacer un tour detalladísimo de la muestra a lo largo de 8 horas, hablando de todos y cada uno de los documentos y obras presentes, o sentarme todo el día a platicar con el público, pero opté por una acción que además de cerrar la expo, concluyera el intenso recorrido de El Tendedero del MUAC, que reverberó con el contexto de una manera potente.
Siempre digo que una pieza es 80% su contexto y 20% lo que lxs artistas proponemos y, en este caso, por distintas desafortunadas circunstancias y la afortunada respuesta de miles de personas, los temas que abordó la pieza se discutieron ampliamente en la sociedad, permitiéndole tener una presencia social y un impacto imposible de lograr de otra forma.
La sociedad también se hizo las preguntas de la pieza durante esos meses.
¿Cuándo fue la primera vez que te acosaron? se hizo viral en redes sociales durante el mismo período, reuniendo una enorme cantidad de respuestas en #MiPrimerAcoso tanto en FB como en twitter.
¿Te han acosado en la escuela o la universidad? coincidió con una increíble efervescencia en torno al tema en distintas universidades, incluyendo el Coloquio Acosos Universitarios 2016 en la ENAT, los escraches en universidades como la UAM y varias denuncias contra profesores de universidades como la UAEM. Me tocó ir a varias universidades a platicar sobre El Tendedero y recibir a grupos de universitarios en la exposición y participar en el coloquio de la ENAT, creándose un puente entre lo que sucedía en el museo y las universidades. En esos meses también sucedió la sonada protesta durante una función en el Teatro Coyoacán para denunciar a un director de acoso y violación en contra de alumnas y actrices.
Las preguntas ¿Cuál es tu experiencia de acoso más reciente? y ¿Qué has hecho o harías contra el acoso? coincidieron con hechos de violencia sexual que se sufrieron durante ese período y las respuestas de la sociedad civil. Por ejemplo, los sonados casos de acoso en contra de varias mujeres que sucedieron en marzo (La periodista Andrea Noel, la editora de El Universal Natalia de la Rosa y Gabriela Nava, la estudiante de la Fes Acatlán. Ante estos casos de acoso y el incremento en feminicidios, se organizó #24A, la movilización que reunió mujeres a lo largo del país para denunciar la violencia de género, a la cual nos unimos con El Destendedero y Amnistía Internacional aprovechó el 8 de marzo para hablar sobre acoso sexual, en este caso, invitándome a presentar El Tendedero. También hubo una respuesta oficial a través de la “Estrategia 30/100 compromiso del Gobierno de la CDMX en la prevención y erradicación de la violencia contra las mujeres”, así como la muy sonada y criticada repartición de silbatos en el metro.
Esta información nutría día a día el grupo en FB de El Tendedero, que a la fecha cuenta con poco más de mil integrantes.
Dada la enorme participación del público en la pieza, El Tendedero tuvo una presencia estelar en la muestra. Se reunieron tantas respuestas que a mitad de la exposición se hizo el Megatendedero y agregamos casi 5000 respuestas y un mes antes de que terminara se hicieron 2 extensiones para incluir las que seguían llegando.
La Jornada Completa
Ante el proceso de El Tendedero, les propuse a mis cómplices del Taller que leyéramos en voz alta las respuestas el último día de la exposición. Era una manera de transmitir desde el cuerpo todas las experiencias que habían compartido con nosotras miles de personas.
Una semana antes fuimos a hacer una prueba para sentir el espacio. Generalmente realizo este tipo de ejercicios a manera de investigar los materiales de trabajo, que en el caso del performance incluyen el tiempo y el espacio.
Leer los textos de las pequeñas hojitas rosas, tan íntimos y tan violentos fue terrible. A los 10 minutos ya quería darme un tiro. Era demasiado dolor y más que amplificar el sufrimiento a través de nuestras voces, me dieron ganas de arroparlo, de cuidarlo, de decirle que todo iba a estar bien.
Invité al taller a seguir con la idea de leer las respuestas pero utilizar las dos ampliaciones de El Tendedero para subir en un lado Tejiendo Cómplices (el proyecto de Sara Guerrero que asumió el grupo y fue parte de la movilización del #24ª) y en el otro invitar al colectivo Lana Desastre a intervenir con tejido la otra sección y sentarse con nosotras a lo largo del día en la exposición a tejer con cómplices, colegas y público. En el colectivo participan Miriam Mabel Martínez, Annuska Angulo, Claudia Díaz, Asalia Salazar y Esther Castro.
Y ahí estuvimos todo el día. Tejiendo o aprendiendo a tejer. Platicando. Compartiendo historias. Leyendo respuestas. Interactuando con el público. Riéndonos. Abrazándonos. Ojalá pudiéramos rebotar la experiencia hacia la sociedad y amortiguar un poco el dolor por la violencia hacia las mujeres que tenemos a flor de piel.
México DF a 20 de octubre de 2016. Mónica Mayer
El Tendedero es una obra mayor de edad que ha aprendido a tomar su propio camino. En ocasiones me visita y yo la hago, pero a veces otras personas se encargan de darle vida.
Un día, durante la exposición en el MUAC, conocí a Ignacio Lozano Verduzco quien, además de ser profesor-investigador en la Universidad Pedagógica Nacional, estaba en proceso de organizar junto con otras personas la V Jornada de Equidad de Género: Salud, Diversidad y Ciudadanía en la Facultad de Psicología de la UNAM. Me invitó a participar en una mesa sobre arte feminista con Jaime Géliga Quiñonez, José Antonio Romero y María Laura Ise quien es parte del colectivo M.O.R.R.A. y naturalmente se me antojó muchísimo dialogar con investigadores jóvenes. Pero también me planteó que durante nuestra mesa, que abría la jornada, hiciéramos un Tendedero. No me pude negar.
Cuando llegué a la facultad, pasé al baño antes de que empezara la mesa y me llevé una gran impresión al ver que en cada cubículo había un botón de emergencia. ¡Hasta las ganas de hacer pipí se me quitaron! Lo primero que hice fue preguntar si en el baño de hombres también los había y, como sospechaba, no es el caso.
El Tendedero de Psicología todavía no tenía preguntas porque se había planteado que estas salieran de la discusión, pero ante esta situación, propuse que fueran: ¿Qué siento cuando entro al baño y veo un botón de emergencia? y ¿Qué podemos hacer para que no sean necesarias estas acciones?
Al terminar la mesa el equipo organizador rápidamente montó el Tendedero y las respuestas empezaron a llegar.
En el inter me enteré que los botones ni siquiera servían y que el día que varias chavas detuvieron a un acosador que se había metido a tomarles fotos en el baño, los encargados de seguridad en la facultad no hicieron nada. En fin. Falta mucho para acabar con el acoso, incluyendo dejar de tomar medidas que sólo lo naturalizan aún más como estos botones o de la separación de hombres y mujeres en el transporte público.
Esta es una de mis series de dibujos favoritas. La empecé a hacer en 1982, poco después de que naciera mi hijo.
Al principio los dibujos eran chiquititos. No me daban ni el tiempo ni la cabeza para más. Pero mi bebé y la serie siguieron creciendo.
Estos dibujos se refieren a la tiranía del trabajo doméstico, que me resultó particularmente implacable cuando tenía hijos pequeños. Se pueden dejar los platos sin lavar o la ropa de los grandes sucia, pero cuidar a un chiquito requiere una atención constante, todos los días y a todas horas. Dos adultos no nos dábamos abasto para trabajar, ser papás y hacer nuestra obra.
En esta serie también empecé a usar mi imagen, con un rebozo, para evitar el enfrentamiento que tuve años antes, en el Instituto Anglo Mexicano de Cultura, cuando presenté una serie en la que utilizaba la imagen de La Dolorosa y me la censuraron.
Si quieren más información la pueden encontrar en este mismo blog, en la entrada que habla sobre los dibujos de Las Vírgenes, que encuentran aquí.
Como alguien que también hacía performance, utilizar mi imagen me resultaba natural, pero además fue una forma de centrar la reflexión en las ideas que me interesaban y no en la confrontación que resulta al utilizar símbolos religiosos en una cultura tradicional, lo que lleva a la solidificación de estas ideas, a posturas radicales y a la imposibilidad del diálogo. Si bien entiendo que la confrontación a veces es inevitable, como estrategia política a largo plazo siempre favoreceré el diálogo, que a la larga puede llevar a cambios más duraderos.
Mónica Mayer, 2016